Crisis municipal

Hasta ayer a las 2 de la tarde, pensábamos que los titulares de hoy hablarían de las 400 mil firmas recolectadas para la revocatoria de Susana Villarán. Pero nadie imaginó que ocurriría la masacre en el mercado mayorista de Lima, La Parada.
 
Dos muertos, 109 heridos (entre policías y civiles) y millones de soles en daños materiales, son el resultado del terrible enfrentamiento ocurrido entre el cruce de las avenidas Aviación y 28 de Julio hasta el emporio comercial de Gamarra.
 
Ni bien llegaron los policías para cumplir la orden del bloqueo para el acceso de camiones abastecedores, enviada desde Nueva York por la alcaldesa de Lima, los mercaderes se levantaron atacando con piedras, palos y cuanto objeto encontraban en su camino, incluso, lanzaron bombas molotov.
 
En el cielo de La Victoria, las piedras parecían una parvada de pájaros que iba por el lugar, impactando en diferentes partes del cuerpo de policías, comerciantes (junto a ellos, algunos delincuentes) y civiles inocentes que por ahí pasaban (entre ellos, escolares).
 
Después de ver las imágenes del enfrentamiento, grandes preguntas invaden la mente de los limeños espectantes ¿Qué clase de "seres humanos" son aquellos que atacan sin piedad al ser caído? ¿Dónde queda el sentimiento peruano que motivó a Grau a ayudar a los chilenos? ¿Qué puede justificar tanto derramamiento de sangre?
 
Cuando la vida entra en juego, el acto es repudiable; y aquí todos los implicados son responsables de los daños humanos y materiales, pues algunas piedras salieron de las manos de los delincuentes y otras de los policías.
 
Si la vida se defiende con la violencia, no hay regla que valga para el atacante/atacado que deja fluir sus emociones descontroladas primando su vida por sobre la de los demás. Estos actos demuestran la violencia que genera el ser "racional", capaz de ser el monstruo más violento o, incluso, la representación viva y física de la muerte.


Pero... ¿Qué cosa genera tanta violencia? ¿Qué acto o decisión puede ser la fuente del sufrimiento de trabajadores?
 
La violencia generada entre comerciantes y policías, se origina a inicios de este año, con la ordenanza municipal para que los comerciantes del mercado mayorista "La Parada", sean trasladados al nuevo mercado mayorista de Santa Anita.
 
Los comerciantes de La Parada se volvieron parte importante en el proceso de revocatoria como algunos de los principales impulsores de esta propuesta, junto a los ambulantes y transportistas.
 
Los mercaderes se resistieron al traslado con dos huelgas, una de 24 horas en Junio y otro de 48 tres meses después. Pero ni ellos ni la alcaldesa dejaron sus intereses y acciones, pues el 19 de Setiembre inicia sus funciones el nuevo mercado mayorista de Santa Anita con 80 comerciantes de La Parada.

Como ninguno cedía, la alcaldesa mandó el inicio de la operación para el bloqueo del acceso de camiones de abasto a "La Parada", casualmente una hora después de confirmadas las 400 mil firmas para su revocatoria. Cuando los policías iniciaron sus acciones, los comerciantes los atacaron en el momento.

Esta acción, de trasladar el mercado mayorista "La Parada" al nuevo mercado mayorista de Santa Anita, se suma a un intento más de la alcaldesa de ordenar la ciudad, junto a la reforma del transporte, vía parque Rímac, entre otros.

Nos queda claro que las propuestas son muy buenas, pero la forma en que intentaba llevarlas a la realidad, complicaron las cosas causando consecuencias que ahora apreciamos. Una serie de inconformidades por parte de los afectados con estas decisiones, originaron grandes antipatías políticas contra la burgomaestre.

Estas discordancias políticas, sumadas al hecho que la alcaldesa, al principio de su gestión, no ponía la placa con su nombre en las obras que realizaba, le valió el inicio de un proceso de revocatoria en Febrero.

La recolección de firmas debió terminar el 24 Mayo, pero a pesar de que venció la fecha establecida, los revocadores continuaron "trabajando" por conseguir firmas y hacerlas valer ante el Jurado Nacional de Elecciones (JNE).

Aunque parece que el jurado acepta gato por liebre, pues se hicieron los de la vista gorda cuando los medios de comunicación revelaron que algunas firmas eran de personas compradas (con algún producto o vívere) e inclusive, personas muertas.

La revisión del último lote de firmas terminó ayer, cinco meses después del tiempo establecido. El jurado nunca debió permitir que se pasara el tiempo de recolección de firmas porque pasó lo que se sabía ocurriría, demoraron más tiempo del que necesitaba (como en el conteo de votos de las últimas elecciones municipales).

Ahora, con la última decisión del JNE, prolongar el periodo para llegar al referendum por esperar a que los municipios provinciales hagan su colecta de firmas para revocar a sus alcaldes, sólo nos queda evaluar si marcaremos el SÍ o el NO en las urnas el próximo año.

Ojalá en esta próxima elección popular se consideren los puntos importantes: los proyectos y planes que ya comenzaron, y que si sale la alcaldesa quedarán como están y con el tiempo volveremos a la Lima desordenada que era antes (porque debemos admitir que la ciudad se ha ordenado un poco).

Si la alcaldesa se va, quedará inconcluso el gran proyecto del nuevo mercado mayorista de Santa Anita y los enfrentamientos que ocurrieron ayer y hoy, se agravarán, pues tendremos dos alcaldes más (uno transitorio por 3 meses) en la mitad de un periodo de gestión normal, con ideas diferentes para esta ciudad.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La ley del libertinaje

El origen de una fuga

20 años de la captura del siglo